jueves, 7 de agosto de 2008

Comunidad literaria

Para los amantes de la literatura es un placer navegar por la red y toparse con los espacios de otros amantes del mismo afán, y más todavía cuando esos espacios te enseñan, te abren las puertas a obras desconocidas y sobre todo, cuando te hacen ver que todavía te queda, y te quedará, mucho por leer.
Me gustan esos espacios en los que los lectores comentan las obras que leen, más si se trata de lectores que van más allá de Borges o Cortázar (con todos mis respetos para estos grandes escritores que descubrieron en mi el placer de la lectura), pero llega un momento en el que un lector busca trascender el canon establecido en el ámbito académico, a menudo trasnochado.
Para quien también desee aventurarse por el mundo de la literatura, con la advertencia de que su estantería se llenará de "los libros pendientes", aquí van algunas recomendaciones:

-
Perdida entre libros
-
Sólo de libros
-Sobre un arte tan literario como es el cine:
Puerta de Babel
-
Novela negra y cine negro
-
Cuaderno de lectura
-
Cierta distancia

miércoles, 6 de agosto de 2008

EN LOS BOLSILLOS



No hay mes más propenso que Agosto
para rebuscar en los bolsillos
restos de papeles lavados por descuido
o de polvo de hada jamás utilizado,
sobre todo si la ciudad no tiene mar
ni frío que obligue a vestir
con la piel ajena el propio frío.

Agosto, como una primavera por estallar
en la flor de mayo, me presta cada año
sus alas cansadas de volar,
sus ojos cegados por el sol,
su desnudez bañada en el sudor de un cuerpo
que tiene frío aunque duerma desnudo.

He vuelto por azar a la misma barra
donde arrojamos al fuego
cada una de las prendas que nos avergonzaban,
cada una de las palabras encendidas
que salieron de las bocas como estrellas
enloquecidas por un cielo despejado.

He regresado sin grandes esperanzas
y con la vista cansada de leer
la letra pequeña que los corazones
llevan tatuados en su reverso.
Así que me he puesto a leer en otros
lo que no soy capaz de aprenderme:
no hay mayor ficción que el recuerdo.

No hay mes más propenso que Agosto
para rebuscar en los bolsillos
un poco de esperanza intacta
que no haya sido pasada aún por la lavadora
y nos permita desde su pureza
justificar el tiempo que gastamos
en rellenar las hojas del cuaderno.