jueves, 12 de marzo de 2009

GRIS SUCIO

El mar a media noche en una ciudad sin mar,
el miedo, capaz de recitar en una parada
de autobús unos versos de Federico,
el amor oscuro del soneto al dilatarse tus pupilas,
¿por la oscuridad de la noche o la claridad del deseo?

Tus ojos, que comenzaron la noche
examinando mis zapatos, acabaron por situarse
a 1,75 centímetros del suelo, justo a la altura
donde te esperaban los míos.
Y cuando la noche huyó a refugiarse en la mirada
de algún borracho rezagado,
manoseamos las palabras en busca de su letra pequeña,
de una intención a la que aferrarse
para que la sugestión surtiera efecto.

Con los primeros rayos comenzaron a deterretírseme
las excusas que algún día me sirvieron para decir no,
acariciándome las derrotas como a un perro tiritante de frío...
¡Qué difícil manejar los adverbios cuando algo tiene sentido!
Y qué fácil añadir a las palabras
adjetivos manidos como estrellas fugaces.

1 comentario:

Amapola Psicovisceral dijo...

"mmmm.... jejejej...."...Hay que ver, con lo feo que es el gris sucio, y qué bonito poema que genera...

besitos ^^