Con la elección de Alberto volvemos a la narrativa:
El túnel de Ernesto Sábato
El túnel de Ernesto Sábato pretendía al principio contar la historia de un pintor que enloquecía ante la imposibilidad de comunicarse. La novela, compuesta por infinidad de capítulos o túneles, tiene como columna vertebral el relato en primera persona del mismo protagonista: Juan Pablo Castel, pintor reconocido de su tiempo. Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne (El túnel, pag. 61). Así comienza la narración.
La obra en su recorrido casi policiaco trata a través del protagonista, o mejor dicho a través de su conciencia, multitud de concepciones acerca de la búsqueda de la belleza, el amor, de la relación entre conciencia y mundo, del racionalismo y más muchos más. Castel es un hombre atormentado. El artista corre tras la belleza en un intento de apresarla, pero una y otra vez, caprichosa se escapa. Busca un asidero al que agarrarse para no enloquecer, porque que el mundo es horrible, es una verdad que no necesita demostración (El túnel, pag.62). El pintor a lo largo de su narración, nos irá enseñando lo complicado de su personalidad, siempre en continuo choque con la realidad.
Detrás de esa búsqueda desesperada por alcanzar la verdad aparece con fuerza el problema central, su gran problema, la incomunicación. Castel se siente ajeno a toda esa sociedad de fiestas y de críticos cretinos, de hipocresía y mentiras, al igual que el protagonista de El extranjero de Camus. Un día todo cambia para él: una muchacha llama su atención. María Iribarne es sin duda alguna el otro eje o túnel de la obra. Se convierte en la razón de Castel, en su razón. Ella es la única que ha entendido su cuadro. Es la única que le ha entendido a él.
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