sábado, 21 de junio de 2008

Woody Allen en una novela

Si os digo que he leído un libro sobre un intelectual judío, que tiene una relación de amor/odio con su religión, obsesionado con el sexo y que visita constantemente a un psicólogo, a muchos os vendrá a la mente el nombre de Woody Allen. La inmensa figura del cineasta de neoyorquino hace que muchos de nosotros lo tengamos como primera referencia de la cultura hecha por los judíos norteamericanos, y al descubrir la obra de otro autor de coordenadas similares todos la relacionemos con la de Allen. Pero hay vida más allá del autor de Manhattan, como he podido comprobar con la novela El lamento de Portnoy (también titulada El mal de Portnoy en otras traducciones) y su autor Philip Roth. Las semejanzas entre esta novela y las películas de Allen se explican entre otras razones por las similitudes biográficas entre ambos: los dos nacieron unos años antes de la Segunda Guerra Mundial, a pocos kilómetros de distancia (Brooklyn y Nueva Jersey) y en familas judías.

La novela de Roth es un largo monólogo en el que el protagonista, un judío de treinta y tantos años llamado Alex Portnoy, va desgranando ante su psicólogo los episodios más significativos de su vida. Así, y mediante la narración del protagonista, al que sólo al final da la réplica el Dr. Spielvogel, vamos descubriendo sus fobias y sus traumas.

Lo mejor de la obra es sin duda la descripción entre irónica y descarnada de las relaciones entre Alex y una madre sobreprotectora y un padre gris con estreñimiento crónico. El protagonista intenta desde pequeño huir del ámbito asfixiante de su familia y de la sociedad judía, pero se da cuenta de que romper estos lazos no es tan fácil como creía y cada viaje o cada relación con una mujer no judía ("shikse" en el hebreo de la familia Portnoy) es un paso más en una emancipación que nunca llega del todo. Precisamente la relación con los no judíos, los gentiles, es otro de los puntos destacados de la novela. El joven Alex ve a estas familias como las auténticas familias americanas, y en cuanto pasa una adolescencia marcada por su compulsiva conducta masturbatoria, se convierte en un devorador de "shikses".

Se trata en definitiva de una obra divertida y transgresora en la que encontramos un fiel retrato de la sociedad judía norteamericana de los años 40 a los 60.

3 comentarios:

La frontera entre China y París dijo...

Una gran novela, cierto. Pero no creo que la semajanza con Allen sea simplemente por ser de una edad aproxiamda y nacer cerca.
El tipo de obras que hacen fue muy común en los años 60 y a partir de ahí. Esas obras fueron posibles debido a una derie de elemntos contraculturales que crearon el clima necesario para que libros como Portnoy o películas como las de Allen pudieran ser filmadas. "Toma el dinero y corre" y "El lamento de Portnoy fueron escritas en 1969. Un año clave en el eterno verano del amor. A lo mejor la culpa fue de Ginsberg, otro judío que lo empezó todo.
Saludos

basiliopc dijo...

En primer lugar gracias por tu comentario, y también alguna aclaración al mismo.

Cuando pongo que ambos tienen biografías similares lo que quiero decir también es que comparten coordenadas culturales, propias por otra parte de toda una generación de artistas norteamericanos.

Un saludo.

joan21 dijo...

Se ve Escalofriante.


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