Os dejamos ahora con uno de los ejercicios planteados por el profe. Se trata de un nuevo cadáver exquisito, pero esta vez poético. Aunque sin título, si me lo permitís me atrevo a lanzar uno que, a muchos, os recordará a un buen cantante argentino.
Me arde, me quema.
La danza de la llama me serena,
el fuego desvirtúa mi imagen
con conexiones de falsa alegría;
espero que me arropes por la espalda
que tu calor es la llama que me enciende.
Con un libro de poesía entre las manos
y los ojos húmedos
miro como me mira la llama,
llamando a lo demás adentro;
soledad que se va llevando
mis mejores recuerdos.
Recuerdo el baile de tus dedos por mi nuca
y el delicado sonido del chispear del fuego
alimenta tu recuerdo olvidado
La danza de la llama me serena,
el fuego desvirtúa mi imagen
con conexiones de falsa alegría;
espero que me arropes por la espalda
que tu calor es la llama que me enciende.
Con un libro de poesía entre las manos
y los ojos húmedos
miro como me mira la llama,
llamando a lo demás adentro;
soledad que se va llevando
mis mejores recuerdos.
Recuerdo el baile de tus dedos por mi nuca
y el delicado sonido del chispear del fuego
alimenta tu recuerdo olvidado
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