No hay mes más propenso que Agosto
para rebuscar en los bolsillos
restos de papeles lavados por descuido
o de polvo de hada jamás utilizado,
sobre todo si la ciudad no tiene mar
ni frío que obligue a vestir
con la piel ajena el propio frío.
Agosto, como una primavera por estallar
en la flor de mayo, me presta cada año
sus alas cansadas de volar,
sus ojos cegados por el sol,
su desnudez bañada en el sudor de un cuerpo
que tiene frío aunque duerma desnudo.
He vuelto por azar a la misma barra
donde arrojamos al fuego
cada una de las prendas que nos avergonzaban,
cada una de las palabras encendidas
que salieron de las bocas como estrellas
enloquecidas por un cielo despejado.
He regresado sin grandes esperanzas
y con la vista cansada de leer
la letra pequeña que los corazones
llevan tatuados en su reverso.
Así que me he puesto a leer en otros
lo que no soy capaz de aprenderme:
no hay mayor ficción que el recuerdo.
No hay mes más propenso que Agosto
para rebuscar en los bolsillos
un poco de esperanza intacta
que no haya sido pasada aún por la lavadora
y nos permita desde su pureza
justificar el tiempo que gastamos
en rellenar las hojas del cuaderno.
1 comentario:
El tiempo empleado en rellenar cuadrernos raramente es tiempo perdido!jajaj
porque cuando se te vaya el calor de la piel que alguna vez has creído que podía durar más de un instante, lo único que te quedará serán los tatuajes con tanto mimo y paciencia y arrebato y furor has ido dibujando.
qué asco me estoy dando amí misma nada más que de ller lo que acabo de poner..jajajjajaj. pero bueno, no borraré, que sé que no te gusta ;)
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